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Soy un poeta y educador cubano-americano.

domingo, 9 de julio de 2023

MIENTRAS ESPERA

Daniel se arrimó a la baranda para esperar pacientemente. Se echó sobre sus codos y prendió un cigarrillo. La baranda de aluminio tenía a un lado un alerillo. Volvió a sentir vacío y que de nada valía pensar. Otros momentos similares habían sido menos terribles o acaso este era tan presente que le angustiaba sobremanera, aunque hacía solo una semana que estaba en la isla que tanto ansiaba, donde creció y vivió los momentos más felices de su vida. No era miedo a la muerte, tampoco a la vida. Quizá era solamente cansancio.

Era un pensamiento atado a una cosa, un enjambre, un universo material. Unas ansias de explicar algo sin que lo mordiera la hora, para poder liberarlo de la angustiosa contingencia como si su unidad pudiera iluminar el espíritu de la razón. Así desandaba Daniel los vericuetos de su razón cuando descubrió dentro del fino alero una moneda de veinte centavos. ¡Una peseta! -se río como quien ríe a medias, incómodo de alguna broma. Había olvidado su peso, incluso su valor mientras la acariciaba para confirmar que era una de aquellas monedas de veinte centavos.

Tomó la peseta en su mano y observó “2018.” No pesaba como aquella otra que tenía la efigie de Camilo -si no mal recordaba- sino que era ligera y estaba arañada. La acercó aún más a sus ojos y siguió las letras en forma de arco sobre la estrella: “Patria o Muerte”. ¡Qué absurdo! “Patria o Muerte” Con una sonrisa ahora espléndida examinó la otra cara con un escudo sin consigna. Fue él quien leyó en su mente: “Patria y Vida.” De inmediato aquella insignificante moneda cobró signo de revelación. Sintió que su cuerpo recobraba vida y despertaba de un profundo letargo.

¿Cuánto vales hoy “Patria o Muerte”? Hacía cinco años tú misma valías novecientas veces más de lo que vales hoy. Conformaba la ecuación perfecta de una realidad “compleja”. Daniel no era matemático, lo que le hizo dudar ya que la realidad fuera así de compleja ya la ecuación correcta. Sus aspiraciones de genio quedaron en la universidad y el poco talento que poseía yacía bien aturdido con su rutina que no le daba tiempo ni a pensar en él mismo.

¡Qué horror! En que se había convertido la cosa que basara su existencia en aquella unidad infinitesimal -pensó como si hubiera hallado al átomo, el key de la cosa. ¿Nos habremos desintegrado a la enésima potencia por el impacto de una fuerza superior? Con celo tocó su bolsillo con la otra mano para confirmar que tenía su dinero a buen resguardo. No le bastó sentirlo y chequeó que allí estaban los billetes de mil por los que había cambiado los dólares. Se había convertido a fin de cuentas en el pequeño burgués que tanto había criticado. Todo le parecía estar condicionado por ese dinero. Por supuesto que no es el dinero en sí -pensó- sino el tiempo y el sacrificio que necesitaba para alcanzar la limosna que allá no le alcanzaba para vivir, sin embargo, se multiplicaba en miles de este lado.

Años atrás, con unas pesetas hubiera podido pagar la guagua, el cine, echar aire, comprar el pan, el arroz, los frijoles, hacer una llamada, o pagar un impuesto. Hoy la misma moneda era el reflejo del antivalor. Daniel sintió que tenía en sus manos el vacío, algún fósil valioso, un descubrimiento filosófico, porque una moneda así ya no circulaba: ¿cuál era entonces su sentido? Si ahora mismo salieran de los lugares más recónditos donde se protegían de la historia, sería por la curiosidad de algún advenedizo como él, aún entre el recuerdo de un país y su presente, cavilando mientras la espera.

Googleó si este espécimen había sido retirado del mercado cambiario, pero no, aún seguía allí: “Patria o Muerte”. Él sabía la falsedad de su reverso: “Patria y Vida”, la mezquindad de los que corean esa patente genocida. ¿Qué moneda era corzo, en cambio, de la dualidad que a su alrededor se mostraba cada vez más tirante y grotesca, cuando veinte centavos de Patria o Muerte valían novecientas veces menos que Patria y Vida? ¿Qué coherencia podía existir entre Patria y Vida en el bolsillo y Patria o Muerte en el corazón? ¿Qué sujeto menos monstruoso podía parir semejante realidad patriótica?

Daniel se acomodó para representar sobre la baranda una expresión matemática que podía salvarlo y con él a la humanidad. Si Karl Marx había llegado a que f(x1) – f(x) : x1 – x, dando pie a las revoluciones más grandes de la historia por cientos de años, la suya podría dejar un legado que despertara la conciencia de los hombres y mover la rueda de la historia una vez más.

Recordó que cuando era niño se decía que una persona estaba en la edad de la peseta cuando está a punto de entrar en la adolescencia. Dibujó una flecha en la baranda mientras se preguntaba qué día volvería a valer esa peseta veinte centavos. Entonces la puso a la izquierda de la flecha, con precisión matemática y saltó la incógnita: ¿Nos dirigimos hacia Patria y Vida? ¿Es posible tener patria si no se ama con la vida y se es capaz de morir por ella? ¿Podría la patria algún día existir en un mundo sin humanidad? ¿Hacia dónde se dirige la flecha? Por un momento colocó Patria y Vida en el segmento de los últimos dos años hasta el presente, pero la incógnita de qué vendría después aún siguió abierta.

Daniel divisó con claridad que el origen de aquel vacío era político, una situación aparentemente “compleja”. ¿Qué estaba pasando? Nadie sabía. Nadie quería saber. Solo puede conocerse absolutamente aquello que no se mueve -pensaba cuando de súbito lanzó la moneda contra la punta de la flecha, esta vez “Patria o Muerte” bocabajo, encarando el escudo solo, sin consigna. Tal vez algún día se tocarían los extremos nuevamente y volvería a circular. Al menos él, que había llegado su turno, la apretó en su mano con fuerza y tomó de vuelta su camino a casa. 

miércoles, 7 de septiembre de 2022

CARA O ESCUDO

 Querer progresar tanto,

Que nos quedamos atrás,

Es la razón de la distopía.

Querían más progreso

Y nos deshumanizamos.

Querían más conexión

Y nos desconectamos.

Querían ser más útiles

y estamos enajenados.

No basta tener la gloria

Toda en un solo grano

O que el trabajo duro

Lo hagan seres sin alma.

Si lo que falta es la aurora

Del mundo que habitamos

Si lo que falta es el brío

De un alumbramiento,

Una palabra que inspire

Algo cual éter que una,

O el amor tirano de la carne

Embellecida por el hambre.

Y es ahora cuando huyo

Tras la esencia de un pacto

En una esquina del sur,

Que noto el vacío centro,

De este mundo anhelado.

Cara o escudo asoman

A mis labios cual párpados

De un ardid encubierto,

Y el signo como llave

De puertas secretas.

¡Cara o escudo escudo

Cara escudo no, cara,

Escudo si ella es mía,

Cara si lo contrario!

Y el miedo se esfumaba

Tras un nuevo comienzo

¡Cara o escudo escudo

Cara escudo no, cara,

Escudo si ella es mía,

Cara si lo contrario!

¿A quién le importaba

El premio si el mundo

Era aquel punto insular,

Donde jugábamos todo

Lo que podíamos ser?

¿A quién le importaba?

¿Quién se jugó el pellejo

Saltando entre las rocas

O al centro de un río crespo?

¿Cuándo pasó a ser premio

Esto que somos hoy,

Y cuánto dejamos de ser,

Porque no nos bastó

Aquel primer fracaso

Para aguantar la vida entera

Amando lo imposible?

Viene a mí el amigo ahora

A convencerme de su poder

Y a esclavizar con su reojo

El amor que dejó atrás.

Es tan débil su fortaleza,

Que aunque la flor marchite

y sus arcas brillen más

ya nunca podrá saber

Que fue libre y valen poco

Su palabra y libertad.

lunes, 20 de diciembre de 2021

AMANECER CUBANO

El aire que es del mundo su memoria,

trae el nemoroso cantío del gallo.

Lo surte el ruedo nocturno del viaje,

el ojo abierto suplicante en la sombra.


Canta el gallo mientras el sol se encima

a prender las velas del tiempo humano,

y enmudece airoso de su obra cumplida

aunque el filo de las horas lo degüelle.


Se erige el hombre, un pueblo se alza,

en el espejo de aguas el ojo enfurecido;

muda a ser frontal penacho encendido

el pecho incansable de rotas alas.


La mañana tarda en tántrica abertura

en la nuez del gallo a aventurar su voz;

horas de trabajo incansable en la noche,

son la sangre del gallo convertida en luz.

viernes, 16 de octubre de 2020

LOS SECRETOS DEL CHE II

Los secretos más grandes sobre el Che no yacen escritos; se han filtrado a través de sus hombres, con el propósito siempre de salvarlo de dos mentiras históricas: una, que era un asesino; o que dejó de creer en Fidel. No conozco a un solo colega suyo que no le profesara profunda lealtad, aunque ante la incógnita o el oportunismo cediera un ápice a los extremos de la guerra fría. He pensado mucho sobre ello desde que sentí en mí las ancadas de rocinante. ¿Quién traicionó a quién? ¿Hubo traición? Orlando solía revelar esos secretos con naturalidad, pero luego lo sobrecogía el temor de dañar la imagen de Fidel, de dejar una estela negra en las páginas de la historia, de aliviar la tensión que mantenía lejos, al fin y al cabo, el extremo enemigo. Pero el mismo temor se convertía en el látigo que lo animaba y desafiaba para estar a la altura de su comandante cuya muerte nunca se resignó aceptar.

La primera impresión que tuve al saber de los conflictos que existían luego de las “Reuniones de Tarará,” “el sectarismo,” sobre cómo debía construirse el “socialismo tropical,” fue que el Che había abandonado sus cargos porque fue consciente de que las grandes aspiraciones que se había trazado la revolución estaban amenazadas no solo por el poder yanqui, sino el soviético. Cuba necesitaba (y fundaba) un nuevo orden mundial para crecer: ese que llamaría “la tricontinental,” cuyo eslabón fundamental es el sueño inconcluso de la Patria Grande y el movimiento anticolonialista. Mientras, había que cabalgar entre dos aguas. Los hombres del poder soviético en Cuba, Carlos Rafael Rodríguez, Joaquín Ordoqui, Dorticós, entre otros, apostaban por el modelo económico soviético del “cálculo económico,” mientras el Che planteaba mediante el Sistema Presupuestario de Financiamiento evitar la “ley del valor” y la “enajenación…”

Ya antes de emprender su viaje interminable, el divisaba los errores fundamentales que podrían dar al traste con la experiencia inaudita de “un socialismo tropical,” donde se fundiera “partido y revolución,” y cuya concreción máxima fue la fundación del PURSC. El joven que era, a mano con su generación triunfante, dedicó un esfuerzo descomunal a destronar el “sectarismo” (versión tropical del estalinismo), y cualquier forma de gobierno que pudiese reproducir la sociedad de clases, y el retorno al capitalismo. Con la masa había que andar, ella era el motor, el velero de la historia, y no la militancia de partido o clase. Este es uno de los conceptos que el Che maneja en su obra más tergiversados. Unos entienden que el Che tiene una mirada despectiva o autoritaria, sobre la base de su concepto de “vanguardia,” otros que es un romántico que cree en la posibilidad de que la “masa” pueda tener un role histórico, regente, en la forma de gobierno. O ambas. Sin embargo, lo que define el Che como “masa,”no es más ni menos que “todo el pueblo,” el consciente o inconsciente, el ignorante, el apátrida, en definitiva, todos los que conscientes o no son víctimas de la explotación del hombre por el hombre. Aquí el Che entiende la naturaleza auténtica de las revoluciones anticolonialistas, al margen de la ortodoxia marxista que considera fundamental para el desarrollo de una sociedad socialista la clase proletaria propia de los países desarrollados e industrializados como origen de la conciencia de clase proletaria.

El Che choca con uno de los pilares del “manualismo” y el “dogmatismo” marxista, que malinterpretan “la dialéctica de la historia,” y que coronan al “materialismo histórico” como un concepto totalitario e ideológico ante la complejidad de los procesos sociales. Aquí el Che se encuentra así mismo, su “destino sudamericano,” “la incógnita de la esfinge.” Aquí el Che encuentra a Martí. Cuba, en este sentido, fue para él una escuela, y de ahí su admiración hacia Armando Hart y Haydé Santamaría, gestores culturales capaces, en el oscurantismo cultural sovietizante de los 70’s y 80’s, de mantener en alto la antorcha de la revolución de todo el pueblo.
En la carta de despedida a Fidel, el Che hace hincapié en su confianza de que pueda liderar exitosamente al pueblo cubano en su lucha por la independencia y soberanía, y explica sus razones: “Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.”

Y es que, durante la Crisis de los Misiles, Fidel demostró que Cuba no era un satélite de la Unión Soviética, y que la soberanía e independencia del país no eran negociables. Entonces solo quedaría un camino para el desarrollo del socialismo: violentar las condiciones de posibilidad de la revolución en América, algo a lo cual se negaba la Unión Soviética. La visión idílica que el Che tiene de “la cortina de hierro,” se desmorona lentamente en sus viajes como embajador de Cuba a Eurasia, Yugoslavia, Egipto, pero sobre todo cuando al final de su experiencia en el Congo, hace una larga estancia en Checoslovaquia donde tiene tiempo de procesar lo pasado, escribir y perfilar sus próximas acciones. La comunicación con Cuba y con Fidel a veces se torna harto difícil y candente; nada nuevo. Pero la distancia era un antagonista peligroso, sobre todo cuando el mensajero desvirtuaba la información, o porque el Che debía usar identidades falsas para esconderse de las autoridades checas. Si la KGB conocía su paradero, la CIA lograría rastrearlo.

En 1964 el Che desaparece por momentos del radar geopolítico de la Guerra Fría cuando escribe sus “Apuntes críticos a la economía política.” Fidel no solo reconoce la complejidad de la situación y la noble aspiración de su hermano de lucha, sino que arriesga sus cartas políticas para salvarlo y encaminar sus energías. El Che confía en la capacidad de liderazgo de Fidel, en el conspirador sagaz, y entonces, una vez trazado el plan; habiendo constatado la determinación del Che a explorar nuevos horizontes, Fidel hace pública la Carta de Despedida, el mismo día en que la dirección del país determina el rumbo político que moldeará la imagen comunista de la revolución cubana; y la relación entre Cuba y la URSS se vuelve una alianza estratégica formal, con el costo político y la bonanza económica que ello conlleva.

El escándalo político sobre una posible muerte del Che, o su ruptura con Fidel, así como la Guerra Fría, no permiten al Che y sus hombres en Cuba asentar con claridad la ideología revolucionaria que de manera accidentada y urgente va saliendo a la luz. Las cartas a Quijano y a Sol Arguedas aún están contorneadas por la necesidad de no dejar lugar a dudas sobre lo inquebrantable de la unidad revolucionaria. No se podía dar lugar a especulaciones, cuando Fidel hace pública la “Carta de Despedida,” y nace el PCC. “Pero y si se quedaba” -le pregunté al enterarme de aquellas historias-. “Hubiera sacado chispas” -me respondió.

sábado, 10 de octubre de 2020

LOS SECRETOS DEL CHE I

Conocí al Che en el 2003, cuando cursaba la carrera de Letras. Orlando Borrego fue el Virgilio que me adentró en las selvas de la Revolución. Tenía entonces 22 años, y había escuchado hablar tanto de él, que no sabía realmente quién era. Aun así, siempre me fue entrañable; personal. Mi padre lo escoltó en la primera ciudad libre de Cuba, Cabaigüán. Ahí están una de las fotos más bellas que se le han hecho, como un rocinante, adarga al brazo, o un Jesús ante las puertas de Jerusalén. Luego, cuando nos fuimos a vivir a La Habana, el azar hizo que Camilo y yo nos amigáramos. Nuestros apartamentos eran contiguos, y los juegos de niños se sucedían entre dichos y memorias de su abuelo, siempre al amparo tierno y caluroso de Hildita (Guevara). Ahora que es otro aniversario de su muerte; el día infame en que lo asesinaron, trato de hilar esos recuerdos. Ya es imposible separar mi memoria anterior a la de esos pasos del hombre leal, del amigo puro que fue Orlando, quien cargó hasta el último de sus días el peso indómito de la obra guevariana.

Abrió la caja fuerte, y agarró el primer tomo de El Capital. Con el peso de su cuerpo lo colocó contra la mesa, como si al soltarlo pudiera abrirse solo y revelar secretos. La letra del Che, y el mensaje entre letras de aquellas palabras, era, EL HOMBRE. ¿Habían perdido los marxistas el norte, cuando el Che anotó que había que volver al Marx filósofo –humanista-, para recordar los principios que le animaron a escribir aquella “mole” de El Capital? El Capital es la demostración lógica de que el liberalismo, con toda su bonanza, aún no es el fin de la historia; y que reproduce la explotación del hombre por el hombre, lo que contradice su supuesta modernidad. El socialismo, en cambio, es la “rehumanización” del hombre; la conciencia del hombre como agente de la historia y que no existe verdad ni poder absolutos. Aquella idea de ouroboro, en un país donde el poder parecía un gran titán de bronce, se desprendía de esas notas frugales para dibujar en mí el eje de un universo deseado y necesario.
Las palabras de Orlando siempre fueron como notas al margen. Él quería delegar en los jóvenes la fuerza que podía construir el socialismo. Sabía cuál era la base de mi noción de la historia, y logró que fuera capaz de cuestionarla para hallar respuestas imprescindibles. Fue entonces que conocí al Che, sentí su revolución, me asombré de lo que se es posible cuando nos guía el amor; cuando nuestros derechos humanos no tienen puesto precio, y el pueblo tiene el poder. Un día Orlando sacaba un manuscrito, otro día 7 tomos de un libro que solo constaba con 200 ejemplares. Su talante desbordaba sobriedad y era verde como laurel. Entre esas líneas el Che fue un joven creativo, disidente; columna vertebral de la revolución; un tipo de líder que la generación a la que pertenezco nunca experimentó.
¿Por qué los cubanos no supimos de la crítica guevariana al socialismo real? ¿Por qué no se supo del extraordinario y rico debate sobre economía política entre ortodoxos en Cuba, miembros del comunismo internacional, y “los herejes” comunistas del Tercer Mundo, tal y como los llamaban la nomenclatura de la Unión Soviética? Cuando mi asombro se convertía en enojo, Orlando me respondía con una frase que su jefe solía decir al terminar las reuniones bimestrales en el Ministerio de Industria: “Hombre-montaña atado a un lirio.” Era un verso de Darío con la misma fuerza del ouroboros moviéndose, abriendo puertas secretas.
Cuando logró desprenderse para continuar su lucha por los pueblos oprimidos, aquel Hombre-Montaña traería a la luz las señales de un pensamiento necesario, como rastro luminoso en la peor noche: “Apuntes críticos a la economía política”, “El socialismo y el hombre en Cuba.” Su muerte es una lección que aún los cubanos y los pueblos de América estamos aprendiendo. No hay poder que pueda con el derecho de Nuestra América. La lucha aún continua, por la libertad de los pueblos y oprimidos del mundo.

lunes, 8 de abril de 2019

CRITERIOS

La Asamblea Nacional del Poder Popular ES el máximo órgano de poder en Cuba, con la capacidad de sus miembros de postular y legislar, respondiendo a las demandas y necesidades del pueblo.

Es urgente una reforma integral del sistema electoral cubano. Urge que el pueblo cubano elija por voto directo y universal al presidente. 

Todos los cubanos de bien debemos unirnos y alzar nuestra voz para condenar el Bloqueo, con la misma fuerza que condenamos el inmovilismo, la falta de transparencia y consenso políticos, así como la corrupción económica y administrativa. 

Estos cambios pueden realizarse sin que ello signifique abandonar los principios universales que han guiado a los revolucionarios en su lucha por la soberanía y la justicia social.

Hoy día somos muchos los que observamos con tristeza la desconexión entre dirigentes y gran parte del pueblo cubano. No prima diálogo ni liderazgo efectivo entre las instituciones y grupos de personas que expresan su descontento. Se necesita de creatividad, transparencia y originalidad para sumar a los diferentes sectores de la población cubana, apoyar a los más necesitados, e inspirar a mayorías y minorías a poner en alto el nombre de la patria. 



miércoles, 17 de mayo de 2017

TROMPO

El tropo no es tuyo ni mío

Trompoloco

Ni cuarta dimensión

Ni sinestesia

Ni poético

Ni revolución


El trompo loco

Tuyo y mío

No es la cuarta dimensión

Ni sinestecia

Ni poético

Ni revolución


El trompo

Guardado en un estuche

Empolvado

Con unos cuantos nombres

Que la Historia prohíbe


El tropo que sin nombramientos venció la Historia

Inmóvil en sí mismo

Dando vueltas

En todos los tiempos


El tropo del cisne salvaje

De los días y flores

De la casa del alibí

Del abuelo negro

Del abuelo blanco

Del cronopio


El topo bien adentro

Escondido en lo santo

Sin practicantes

Para que nadie se lo robe

Con sonsonete de vencedor


El tromponete sin poeta

Que cante, un cante jondo

Una rumba conga

Una América Nuestra,

Qué abume


Trompo Nuestro de todos los días

Danos el pan

El carro, la casa, el pueblo

Y el menester, que ganas sobran


Y ponlo a nombre del Pecado

La Avaricia

El Abuso

La Hipocresía

El Miedo

La Guerra

Y el trabajo


El Trompo

Que parte el Trompo

Y afila la punta

Para que baile bien

En la tierra o en el viento

Hacia el cielo

Con vuelo de poema


El Tropo-paloma

Para jugar con una cintura

Hecha huracán

Una silla jungla

Una frontera horizonte

Y hasta con una trumpá


El Tropo que no se deja bailar

Ni partir

Ni enrollar

Y quien lo lanza lo sabe bien

Que para Trompo

El Tropo

Chicago

En 2014, hace ya un poquito más de 10 años, llegué a Chicago. Entonces tuve la común sensación del "sueño americano". Se te adentr...